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Extra 02.

En cuanto estuvieron solos en el cuarto, Zaid levantó su camisa, dejando ver su torso apenas marcado. Atrevido, Elian no dudó en ir a tocar, paseando sus manos por allí, sintiendo la suave piel del alfa que lo volvía loco.

—Me gusta mucho —habló Elian, con una sonrisita coqueta—. Seguro tienes muchos detrás —se alejó un poco perdiendo el contacto, haciéndose un poco el difícil como a él le gustaba.

—Si, hay algunos... pero a mí me gusta un omega —dijo Zaid, dando hacia adelante los pasos que Elian daba para atrás, hasta toparse con la pared y dejarlo acorralado.

—¿Quién?

—Ah no sé... Tú estás muy lindo, seguro tienes a varios alfas tras de ti.

—Mmm si, unos cuantos, la verdad, pero ninguno es digno de mí —dejó sus manos en el pecho del alfa con la intensión de quitarlo, mas no lo hizo.

—¿Ninguno de los alfas que te rondan? ¿Y yo?

La sonrisa de Elian se hizo aún más grande en su rostro a pesar de tener las mejillas rosas. Aquel juego le estaba gustando y estaba listo para dar un paso más.

—Quizás —Zaid alzó una ceja, eso hizo reír a Elian—. Creí que era bastante obvio quien me gusta.

—Y yo creí que era bastante obvio quien es el omega que me gusta —tomó las manos del pequeño omega y las bajó, eliminando toda barrera que existiera entre ambos para acercarse peligrosamente a su boca.

Sus respiraciones se mezclaron y Elian sintió que iba a morir de lo fuerte que latía su corazón.

Zaid tocó finalmente sus labios con los suyos, comenzando un beso inocente e inexperto de parte de Elian, pero tenía paciencia, no deseaba apurarlo. Sabía que el omega nunca había besado y que él era el primer alfa que lo hacía, eso a su pantera le encantaba.

Elian pasó sus brazos tras la nuca del alfa, intentando hacerlo bien, copiando por momentos las veces que vio a sus padres hacerlo. Ellos se besaban tan bonito, que él también soñaba con algo así y finalmente lo estaba teniendo.

Sin embargo, el omega estaba sorprendido con lo fácil que parecía hacerlo Zaid.

—Sabes hacerlo... —mencionó Elian, dándose cuenta al instante.

—Te puedo enseñar a besar como yo —sonrió, pero eso, en vez de tranquilizar a Elian, lo dejó inquieto.

El omega lo apartó y dio unos pasos por el cuarto, buscando poner distancia. Zaid no tenía idea de qué le pasaba, el porqué de su cambio de humor tan repentino. Y es que claro, Elian sacaba por deducción propia que el alfa sabía besar porque ya lo había hecho antes, eso significaba que no era suyo del todo.

—¿Ya diste tu primer beso? —preguntó Elian, cruzándose de brazos y algo serio mientras esperaba su respuesta.

—Eh... ¿Sí? —Zaid se apuró a tomarlo en cuanto vio que intentaba irse, haciendo que lo mirase—. No te enojes, bonito.

—No —sentenció, zafándose de su agarre y pasándose el brazo por la boca como si quisiera borrar el beso que acababan de darse—. Debía ser conmigo y lo arruinaste.

—Elian, no seas así, aún soy virgen y eso es para ti. Solo fue una vez, luego aprendí besando una naranja.

—Si, claro, y crees que nací ayer. Muchos alfas se me han insinuado y los rechacé queriendo que fueras el primero, pero ya veo que no valió la pena.

Wow, el jovencito era todo un dramaking.

—Por favor, créeme, sigo siendo virgen. El beso pasó por una locura, unos juegos con unos amigos y ya.

—¡No me importa, besaste a otro! —exclamó, claramente enojado con el hecho de saber que el alfa que le gustaba no había esperado como debía—. Cuando al fin me animo a decirte lo obvio, me sales con esto, parece broma.

—Pero tú eres el segundo.

Elian abrió la boca, sorprendido. Si con eso pretendía arreglar todo, estaba muy equivocado.

Le dio un empujoncito al alfa y salió del cuarto, escuchando justo como su padre Jimin llamaba a todos a comer, al parecer la carne ya estaba lista.

Zaid bufó y fue detrás, pero ya no dijo nada en cuanto se vio rodeado de todos los demás. Encima, ahora eran más cantidad al ver que su tío Hoseok, ahora con 35 años, estaba llegando junto a su omega Cristel. La pequeña omega Nadir ya estaba grande, tenía 10 años. La última vez que la habían visto era una niñita que estaba aprendiendo a contar.

—Creo que ya se me hizo costumbre llegar para comer —sonrió Hoseok, acercándose a saludar a cada uno.

—Trajimos unas tartas de postre, yo misma las hice —dijo la chica, algo tímida mientras extendía lo que habían llevado.

Cristel era una omega muy dulce que Hoseok había conocido un par de años después de lo ocurrido. Habían llevado todo con mucha calma y apenas iban por su segundo cachorro, pues ella estaba embarazada de 5 meses.

Mientras hablaban de ello y el viaje, Jungkook se encontraba más ocupado en observar cómo Elian evitaba mirar a Zaid. Dirigió su mirada a Namjoon en un claro gesto de "tu hijo le hace algo al mío y te corto las bolas".

—¿Qué? Son mocosos, seguro no es nada grave —bufó Namjoon.

—Elian es como Jimin, se ofende por cualquier cosa. Como sea, igual mantendré vigilado a Zaid —dijo Jungkook.

Namjoon rodó los ojos, algo divertido. Los celos de padre de Jungkook eran un gran problema a veces. Era demasiado sobreprotector, aunque claro, luego de lo sucedido, tenía sentido que lo fuera.

Harto de tener que aguantar la mirada de Zaid por más tiempo, Elian decidió acompañar a Emma y los más pequeños a que se lavaran las manos antes de comer. Teo, Luka, Félix, Azul y Nadir iban saltando como conejos, mientras llevaban prácticamente a upa a Luna. Andaba muy caprichosa últimamente y quería que todo el tiempo la cargaran.

—Tu hermano es un idiota —dijo Elian, mientras ayudaba a su hermanita a tener sus manitas limpias—. Besó a otro antes que a mí y no me lo dijiste.

—¿Y por eso te enojaste? —preguntó Emma, ayudando a Azul también.

—Pues sí. Se suponía yo debía ser su primer beso, quería ser su primer todo y lo arruinó —bufó, lavando sus propias manos de paso también—. Que se vaya con el puto al que besó.

—No seas así... A mi hermano le gustas, solo pasa hablando de ti, que Elian esto, Elian lo otro —tomó una toalla que tenían al lado y secó las manos de su hermanita—. Hoy se moría por venir y creo que tiene algo para ti.

—Pero yo quería ser su primer beso —suspiró, con un puchero escapando de sus labios.

—Pero le gustas, lo de ese beso fue tonto, con una omega medio loca en donde vivimos, no pasa nada. Zaid te quiere.

Elian suspiró, aún pensando en que quería que Zaid fuera completamente suyo, pero no era así. Los labios de otro habían tocado los de su alfa antes que él y eso le molestaba demasiado, no podía disimular, era malo en eso.

—Pues... ¿cómo te sentirías si el alfa que te gusta besa a otro primero en vez de a ti? Desde hace años es algo obvio y jamás pensó en eso.

—Bueno, no vas a perderlo por un beso, ¿o sí? ¿Quieres que se vaya contigo enojado? Imagínate que en el tiempo en que no nos veamos se consigue a otro omega.

—No digas eso —gruñó, celoso con la sola idea de que eso pasara—. Me pierde para siempre si se le ocurre algo así.

—Entonces agárralo, porque, así como lo ves, tiene muchos pretendientes y anda una omega que prácticamente le abre las piernas.

—Pues esa puta va a tener que quedarse con las ganas —exclamó, y tuvo tanta mala suerte que sus hermanos más pequeños escucharon.

Félix tapó su boca sorprendido, mientras los demás reían: —¡Dijo puta! —chilló, señalando a su hermano mayor con su dedo índice.

—Puta puta puta puta puta —empezó a decir Luka y luego los demás le siguieron, saltando de nuevo como conejos.

—Puta —dijo Luna, totalmente ignorante de lo que significaba, pero es que se le hacía gracioso que sus hermanos y primos lo dijeran también.

—¡Ay no! ¡No repitan! —los retó Elian.

No tenía idea de cómo iba a explicarle a sus padres el hecho de que todos anduvieran gritando esa mala palabra a los cuatro vientos.

✧✦✧

Daire estaba por decir algo, pero ya era demasiado tarde. Dos alfas adultos salieron de entre unos árboles, rodeando a las chicas casi de forma amenazante. Lo más probable es que hubiesen llegado a donde estaban por el suave aroma de omega de Olivia, lo que significaba peligro y no estaban tan cerca de la casa como le hubiese gustado.

—¿Se van tan pronto? —dijo uno de los alfas, con una sonrisa divertida en su rostro al ver a las jóvenes en alerta.

Mía se puso de pie de inmediato, dejando a Olivia detrás de ella y gruñó en una clara advertencia de que les iría mal si se acercaban más, con su cola toda esponjada. Los alfas se carcajearon prácticamente en su cara al ver a la muchachita hacerles frente. Aún era muy joven para eso.

—Que tierna alfa gruñendo —dijo el alfa.

—Que linda omega tienes ahí —dijo el otro, analizando de pies a cabeza a la pelinegra.

—Váyanse de aquí —volvió a gruñir Mía, dando unos pasos hacia atrás junto a Olivia para intentar correr.

—Apártate, mocosa, esto no te importa.

—¡Lárgate!

Uno de los alfas alzó su mano y sacó a Mía del camino de un cachetazo que le dejó la mejilla colorada. En seguida, el alfa la atrapó contra el sueño, mientras que el otro prácticamente se abalanzó contra Olivia.

—¡Mía! —chilló la azabache, luchando por librarse del hombre, pero era demasiado fuerte para ella—. ¡Déjenla! —pataleó, en un intento de soltarse, sin éxito.

—¡Suéltenme, no saben con quién se están metiendo! —gruñó Mía, forcejeando con el alfa en vano, pues era mayor que ella y por ende tenía más fuerza.

Daire corrió hasta donde estaban con la intención de ayudar, aunque no sabía bien que hacer, porque si Mía no podía contra ellos, menos él, hasta que algo hizo que se detuviera en seco.

Algo oscuro salió de Olivia, muy parecido a los poderes que ellos tenían, pero en negro, como si de sombras se trataran. Daire no sabía bien que era, pero aquello hizo que el alfa que la sostenía saliera volando y chocara contra el otro, quedando ambos tumbados en el suelo, aturdidos, desorientados y hasta algo asustados por lo que la azabache había hecho.

Daire no lo dudó más y se fue corriendo en busca de sus padres.

Por su parte, totalmente sorprendida y en shock, Olivia se quedó viendo sus manos. No tenía idea de que pudiera hacer algo así, tampoco lo comprendía, ¿esa oscuridad había salido de ella? ¿Qué estaba pasando?

Casi en tiempo récord, Daire llegó corriendo hasta la casa, tan rápido como sus cuatro patas se lo permitieron y fue directo hasta los mayores.

Se encontraba algo agitado, pero aún así pudo hablar: —¡Papás! —llamó la atención de ambos—. Algo malo pasó, hay unos alfas y las chicas... Olivia... —ni siquiera sabía como explicar lo que había visto, sin embargo, no necesitó de más.

Sin pensárselo ni un momento, Jungkook tomó forma de tigre y corrió hasta el lago a una velocidad increíble. Atrás le siguieron los demás, menos Namjoon, Seokjin y Cristel que decidieron quedarse a cuidar a los niños, quienes estaban algo inquietos por el ambiente tenso que se había creado en unos segundos.

—¿Estás bien? —preguntó Olivia, acercándose a donde estaba Mía.

—¿C-Cómo es que tú... —habló Mía, tan sorprendida como la azabache.

—N-No sé —en verdad no tenía idea.

—¿Cómo hiciste eso, mocosa estúpida? —gruñó uno de los alfas, poniéndose de pie.

—¡Son unas raras! —exclamó el otro.

Y antes de que pudieran hacer algo, un rugido fuerte y profundo llamó la atención de todos. Jungkook llegó corriendo y se tiró encima del que tuvo más cerca, acompañado de Yoongi que fue directo a las mordidas. Pronto Hoseok también se unió en la pelea, aunque no duró demasiado, pues eran tres alfas mayores contra dos que apenas eran unos adultos jóvenes. Las chances de ganar eran nulas, por lo que los desconocidos optaron por rendirse y huir, con unos cuantos arañazos y mordiscos de recuerdo.

—¿Están bien? —dijo Jungkook, volteando a ver a las chicas.

—Me golpeó —habló Mía, con la mejilla aún algo colorada.

Jimin tomó a su pequeña, analizándola por completo en busca de alguna herida o lo que fuera, pero por suerte estaba bien. La abrazó contra su pecho, siendo correspondido de inmediato. Podía sentir su menudo cuerpo temblar del miedo y la adrenalina, pero por suerte ya todo estaba bien.

—No vuelvan a alejarse tanto —dijo Taehyung, abrazando a Olivia, quien se encontraba aún más impresionada que Mía.

—Regresemos a casa, puede ser peligroso quedarnos —dijo Hoseok, observando los alrededores para estar seguro de que nadie los siguiera.

—Te dijimos muchas veces que no te alejaras. Aún son pequeñas y eres omega, lo cual vuelve todo mucho más peligroso —le retó Yoongi, algo enojado por haberlos desobedecido, pero aliviado de que nada les hubiera pasado.

—No volveremos a alejarnos... —dijo Olivia, aún abrazada a su padre.

—Si les pedimos que se queden cerca no es porque queramos tenerlas sin que puedan hacer nada, es porque irse demasiado lejos es peligroso —dijo Jungkook, volviendo a su forma humana. Su semblante serio y frío, pero las jóvenes no tenían tiempo para asustarse por posibles castigos, sus mentes estaban en otro lado en ese momento.

—No lo volveremos a hacer —dijo Mía.

—Vamos —dijo Jimin.

Todos caminaron en silencio de regreso a la casa, alertas en caso de que a esos locos se les ocurriera volver. Mía y Olivia solo podían pensar en lo sucedido, en aquel poder oscuro que había salido de la pelinegra y que no sabía que tenía. ¿Acaso era algo nuevo o siempre había estado, pero recién ahora salía al exterior?

—¿Olivia también tiene poderes como yo...? —preguntó Mía, sin poder evitarlo.

La curiosidad le podía, ¿sus tíos o sus padres sabían algo de eso y se lo habían ocultado? No se le hacía tan raro el hecho de que alguien pudiera hacer cosas como esas, simplemente le sorprendía de Olivia. Jamás se lo hubiese imaginado.

—¿Cómo? —preguntó Yoongi, totalmente confundido—. Claro que no, ¿por qué los tendría?

—Es que... Ella puede hacer lo mismo que yo, pero en oscuro.

Dejaron de caminar por un instante, algo en shock y anonadados por la confesión de la joven. Cruzaron miradas unos con otros, como si buscaran una explicación ante lo que decían. Sus mentes se habían llenado de posibles respuestas, sobre todo Jungkook, que era al que más le había ruido la situación.

—Yo... Hice algo raro con esos tipos —habló Olivia por lo bajo, un tanto tímida por tener tantas miradas sobre ella.

—¿Algo como qué? —preguntó Jimin.

—Controlé algo oscuro y arrojé a uno contra el otro, no sé cómo lo hice, solo no quería que le pasara algo a Mía.

—No... No entiendo, ¿Están seguras? —dijo Taehyung, llevando una mano a su pecho mientras se alejaba para ver mejor a su niña, mas no encontraba en ella nada raro.

Olivia solo asintió y un nuevo silencio se formó. Todos pensaban en eso y no encontraban una respuesta, pero ambos tenían la misma sospecha, solo que no era el momento para hablarlo.

—Vamos ya que está la comida. Luego hablaremos de eso —dijo Yoongi.

—Si, dejemos este mal rato de lado y disfrutemos con la familia —dijo Jungkook, alentando a todos a seguir caminando.

Jimin cruzó miradas con Jungkook, ambos sabiendo lo que el otro pensaba, leyéndose cual libro abierto.

En cuanto llegaron a la casa, explicaron brevemente lo sucedido con aquellos alfas a los demás, omitiendo por el momento el detalle de Olivia. No querían que los pequeños escucharan, era algo que los grandes debían resolver.

Durante la comida, el ambiente era un poco raro a pesar de estar pasando un buen rato en familia. Las chicas estaban algo calladas en comparación al resto de niños que hablaban y reían con normalidad, ignorantes de lo que había ocurrido hacía unos minutos.

Cuando terminaron de comer, los más pequeños se fueron corriendo a jugar, algunos ni siquiera habían terminado del todo su comida, mas no les dijeron nada. Necesitaban hablar del tema, así que se quedaron a hacer sobre mesa.

En una situación completamente paralela, Zaid observaba de lejos a Elian. Odiaba que el omega lo estuviera ignorando de ese modo y sabía que había sido un idiota, mas no pensaba dejar así las cosas, por lo que se acercó para intentar arreglar las cosas.

—¿Sigues enojado? —preguntó Zaid, poniéndose prácticamente frente a él. Elian no tuvo más remedio que alzar la vista.

En cuanto vio sus ojos llenos de preocupación, supo que no podía seguir de orgulloso. Cuando lo miraba así le podía, sentía que era capaz de perdonarle lo que fuera.

Aún era débil.

—No —suspiró Elian, algo apenado con lo sucedido.

Zaid tomó asiento a su lado: —Yo... Había hecho esto para ti —metió una mano en el bolsillo de su pantalón y sacó unas pulseras a juego hechas por él mismo, con las iniciales de cada uno. Eran algo simples, pero muy lindas—. Las hice pensando en ti y en que quería confesarme...

Elian parpadeó un par de veces mientras veía el presente. Si quedaba por ahí alguna pizca de enojo, eso se había esfumado con aquello. ¿Cómo podía fingir estar tan ofendido cuando el alfa que quería se comportaba así de bonito? Era imposible.

—¿En serio las hiciste para ambos?

Zaid asintió.

—Papá Jin me enseñó a hacerlas —tomó su mano con suavidad y ató la pulsera a su muñeca con un nudo fuerte para que no se le saliera, admirando lo bien que le quedaba—. La tuya tiene mi esencia, para que me sientas cerca cada que estemos lejos.

—Ay Zaid, están preciosas —sonrió, mientras observaba el accesorio. Sus ojos brillaban de emoción, no había forma de demostrar lo bien que se sentía—. Me encantan —sin dudarlo se le tiró encima, abrazándolo.

El alfa sonrió y lo abrazó también, cerrando los ojos un instante para disfrutar la cercanía.

—¿Me perdonas?

—No, perdóname tú a mí —se separó a verlo, tan cerca que sintió iba a morir—. Me comporté como un tonto.

—No, yo fui el que se comportó como idiota. Debía comportarme y ser el alfa que querías, pero fallé...

—Realmente quería ser tu primer beso... —hizo una mueca, sentándose en su regazo y pensando en lo que había dicho Emma, ¿realmente era algo tan malo?—. Pero no quiero alejarte por eso. Perdóname.

—Te perdono, perdóname tú también a mí —sonrió, acomodando unos mechones blancos del omega y aprovechando a acariciar su bella carita.

—Te perdono... pero con una condición —Zaid solo asintió, esperando a que continuara—. Quiero ser el único.

—Eso ni siquiera deberías pedírmelo, es un hecho que eres el único y siempre será así. Mi pantera se vuelve loca en cuanto te ve y esta segura de que tú eres su predestinado. Eres tú, lindo, no tengo dudas.

—¿Y si lo soy por qué besaste a otra? No significó nada, ¿verdad? —hizo un puchero, viéndose realmente adorable y lindo.

—Ella no significa nada, tú eres el que me mueve todo. Mi pantera te quiere.

—Y mi lobo a ti...

Zaid acortó la distancia y dejó un par de dulces besos en los labios del menor, apretando el agarre en su cintura. No veía la hora de hacerlo suyo y marcarlo, pero Elian aún no tenía su primer celo y tendría que esperar, aunque eso último no le importaba, él iba a esperar lo que fuera necesario para tenerlo como correspondía.

—Quiero aprovechar que estoy aquí y pedir tu mano a tus padres para que seas mi omega.

El aire se fue de los pulmones de Elian por un momento ante sus palabras. Wow, ¿en serio quería formalizar lo suyo frente a sus padres? Lo ponía nervioso porque eran muy protectores, sobre todo su appa Jungkook que pensaba aún eran unos bebés inocentes.

—¿En serio lo harás?

—Solo si tú quieres.

Una sonrisa de oreja a oreja se pintó en el rostro de Elian. Claro que quería, tenía que estar tonto para decir que no.

—Si quiero —tocó el mentón del alfa, tal como hacían sus padres entre ellos—. ¿No te importa que sea un lobo y no un felino?

—No me importa, me gustas así, eres muy lindo. Además, tus padres son igual, solo que Jungkook es tigre, así que no le veo el problema.

Elian asintió, cayendo en cuenta de que era cierto, pero nunca se había detenido a notar aquella diferencia de razas. Para él era tan normal.

✧✦✧

En la mesa, los adultos hablaban y escuchaban sobre lo sucedido, aprovechando la ausencia de los menores. Que algo como aquello hubiese sucedido con todos reunidos allí, sin duda era una buena señal. Todos podrían opinar y encontrar una solución.

—Lo que dijeron las niñas me preocupa —dijo Jimin, luego de que le contaran todo lo sucedido a Seokjin y Namjoon.

Por su parte, la pareja de Hoseok también sabía algo sobre el tema, pero prefería quedarse callada. Ya estaba enterada de la historia, su alfa se lo había confiado luego de unos años de relación, en donde la confianza era lo suficientemente fuerte como para saber que no se lo diría a nadie.

—No tenía idea de que Olivia tuviera algo de eso —dijo Yoongi.

—Yo ni siquiera tengo un atributo de ese tipo —dijo Taehyung, aún sorprendido—. ¿Pero qué puede haber pasado?

—Tengo una teoría —dijo Yoongi, y todas sus miradas se posaron en él.

—Yo también creo saber qué sucedió... —dijo Jungkook, algo perdido en sus recuerdos.

—¿Recuerdan la vez que Jungkook atacó a Taehyung cerca del río? La energía negativa le afectó mucho en ese entonces, estuvo al borde del colapso total.

—Oh si, lo recuerdo bastante. Estaba muy débil, ¿pero eso qué tiene que ver? —dijo Taehyung.

—Siento que Olivia tiene ese poder por mi culpa —dijo Jungkook.

—Pero ni siquiera estaba esperando un bebé, en ese momento yo creía ser estéril —dijo Taehyung.

—¿Y si la energía hizo que dejaras de serlo? Al poco tiempo tú quedaste, ¿no?

—¿T-Tú crees que haya sido eso?

—Yo creo que sí...

Yoongi asintió, estando de acuerdo con las palabras de Jungkook. Era exactamente lo mismo que andaba pensando, aunque fuese raro, pero era la única explicación lógica.

—¿Y eso afectó a Olivia? —preguntó Seokjin, analizando los hechos—. ¿Creen que Teo también lo tenga o que solo Olivia al ser la primera se haya quedado con todo eso?

—No sé si él lo tenga, es la primera vez que demuestra tener algo de todo esto. Al parecer es nuevo para ella también —dijo Taehyung.

—De verdad lamento haberte atacado ese día —dijo Jungkook.

—No pasa nada, después de todo, si eso fue lo que me afectó e hizo que no fuera estéril, debería agradecerte por haberme atacado —rió, haciendo que los demás rieran también—. Por muy tonto que suene, pero de no ser por eso yo seguiría siendo estéril y no tendría a mis bebés.

Yoongi se inclinó un poco y le dio un tierno beso. Le encantaba verlo hablar con tanto orgullo y amor de sus pequeños.

—Debemos estar alertas de Teo y hablar con Olivia por lo que pasó, ver si puede ser peligroso o no en un futuro. Cualquier cosa pueden decirme e intentaré ayudarlos —dijo Seokjin.

—Pero no ahora, sigue muy asustada y Mía también —dijo Hoseok, recordando como había visto a sus sobrinas al regresar...

—Me imagino. Yo también me asusté cuando vi que tenía una energía muy rara —dijo Jungkook.

—Ay mi bebé condenado y solito en el mundo —exclamó Jimin con un tono muy meloso y cursi, dejando besos en la mejilla del alfa, haciéndolo sonreír.

—Uy miren quienes vienen ahí —dijo Hoseok, viendo como Elian y Zaid se acercaban a la mesa tomados de la mano. Ya se veía venir lo que sucedería.

Todos voltearon a ver a los jóvenes ante el anuncio de Hoseok, posando sus miradas en las manos unidas de ambos. Elian se encontraba levemente nervioso, apretando más fuerte de lo normal la mano de Zaid. El alfa solo lo acariciaba con su pulgar, buscando que se relajara. Todo iba a salir bien.

—Podemos... ¿hablar un momento? —preguntó Zaid, al parecer interrumpía algo.

—Claro que sí, Zaid, ¿qué sucede? —preguntó Jimin, aunque ya imaginaba por donde vendría el asunto.

Las miradas de todos estaban sobre ellos, pero la que más lo dejaba inquieto era la de Jungkook. Se encontraba serio, expectante ante lo que diría, como todo padre sobre protector. Cuidaban mucho de Elian por sobre todas las cosas por ser omega.

—Yo... —de pronto, toda esa seguridad que tenía parecía querer escapar, sin embargo, respiró hondo y juntó el valor que requería para hablar sobre el tema por el cual estaba allí parado frente a sus padres y los del omega que amaba—. Yo quería pedirles la mano de Elian para que sea mi omega. Él realmente me gusta y estoy seguro de que es con quien quiero estar.

Jungkook se cruzó de brazos, pasando su mirada de uno en uno, lo que los dejaba más nerviosos, mas no había dicho nada aún. Por su parte, Namjoon no estaba sorprendido. Sabía de sobra que a su hijo le gustaba Elian, aunque nunca se los hubiese dicho. Era taaan obvio.

—¿Mi bebé? —exclamó Jimin, algo emocionado al darse cuenta de golpe que su pequeño no era tan pequeño ya.

—Zaid me gusta mucho, quiero que sea mi alfa —dijo Elian.

—Elian, tienes 15 años —dijo Jungkook.

—Pero me gusta.

—No quiero que seas marcado tan de pequeño, eres mi bebé —dijo Jimin.

—No va a marcarme aún, solo va a cortejarme, papá.

—A mí me gusta mucho Elian y estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea. Como él dijo, solo quiero cortejarlo.

—Pues... sí, solo es cortejar no creo que haya problema, pero debes ser respetuoso y mantener su honor —le retó Namjoon, muy serio también y decidido en sus palabras.

Jimin observó un momento a Jungkook, a ver qué opinaba al respecto. Para él no era necesario pensar mucho, le gustaba Zaid como alfa para su pequeño, solo que aún no lo asimilaba.

—Mi bebé aún es muy pequeño, pero supongo que puedo aceptarlo porque sé que eres buen alfa —dijo Jungkook, pues conocía a ese chico desde muy niño, lo había visto crecer y estaba seguro de que Seokjin y Namjoon le habían inculcado buenos valores en su educación—. Pero si llegas a faltarle el respeto a mi bebé, te las verás conmigo.

—Yo me encargaré de castigarte si llegas a hacer algo que no debes —dijo Seokjin.

Se le caería la cara de vergüenza si a su hijo se le diera por hacer alguna canallada y sin duda el peor castigo vendría de su parte por hacer cosas que no le había enseñado.

—Yo respetaré siempre a su hijo —dijo Zaid.

—Nada de manoseos, sé como son los alfas a tu edad —dijo Jungkook.

Ambos jóvenes asintieron, un poco mintiendo, porque era obvio que las manos picaban por investigar y eso no podrían evitarlo, menos en plena edad en donde los despertares sexuales eran tan fuertes e inevitables.

Mientras tanto, Olivia y Mía escuchaban todo un tanto lejos, sorprendidas de que ellos decidieran formalizar lo suyo finalmente, ¿cómo no se le había ocurrido a la peliblanca hacer lo mismo?

—¿Y si les decimos que nosotras nos damos besitos? —preguntó Mía, volteando a ver a la omega.

Olivia rió: —No sé, no quiero darles dos infartos en un día... oh bueno, tres.

—Entonces nos esperamos —ambas asintieron, estando de acuerdo en que esperarían al menos un par de meses para hacer oficial lo suyo también—. ¿Quieres dibujar? Papá Jungkook me compró colores nuevos y ha hecho para mí una mesa de dibujos.

—Me gusta —ambas corrieron a la casa para ponerse manos a la obra, olvidando por un momento lo que había ocurrido hacia tan solo unas horas.

✧✦✧

Luego de comer un postre y levantar la mesa, Jungkook y Jimin tenían un momento a solas al fin. Ambos pensaban en lo de Olivia, pero también en lo de Elian con Zaid. Jungkook aún seguía tenso por todo eso, pero la caricia de su omega en uno de sus brazos hizo que dejara de estar tenso.

Jimin no tardó en abrazarlo y Jungkook no tardó en rodearlo con sus brazos, correspondiéndole.

—¿Aún piensas en lo de nuestro pequeño? —preguntó Jimin, haciendo que Jungkook gruñera en respuesta, lo que le hizo largar una carcajada.

—Mi bebé es muy pequeño aún.

—No te enojes, mi amor.

—Es que no quiero que lastimen a Elian —se alejó un poco para verlo—. Él es como tú, demasiado sensible.

—No creo que Zaid lo lastime. Tiene 17 años y aún no tiene omega, eso significa que realmente está esperando a Elian. Todo saldrá bien, ya verás —Jungkook asintió, ganándose un montón de besos del omega en su mentón y labios, lo que le hizo sonreír—. ¿Ya te dije que te ves más guapo que nunca? Ya tienes algunas arruguitas y mira estas patas de gallo —tocó al lado de su ojo, casi en la sien, en donde esas marquitas se hacían aún más fuertes siempre que sonreía—. Te ves muy sexy.

—Ya estoy viejo —sonrió, dejando sus manos en la cintura del omega, mientras lo veía a los ojos.

—También yo. Ahora estoy pachoncito, ya no tengo el cuerpo que tenía cuando te conocí.

Aunque seguía siendo menudito, su cuerpo estaba algo rellenito, más las estrías que habían dejado los embarazos, sin embargo, Jungkook no veía lo malo en eso. A pesar de las marcas y de su pancita preciosa, el omega seguía siendo una belleza y lo más precioso que pudiera existir ante sus ojos.

Para él, Jimin no había cambiado en nada, solo se había vuelto más maduro y un padre ejemplar.

—Para mí sigues siendo igual de hermoso, mi amor, y está carnita que tienes me gusta. Siempre me gustó tener dónde agarrar —apretó sus caderas, disfrutando el hecho de que tuviera más que hace unos años y ni hablar de su trasero.

—Bueno, traer seis niños al mundo no fue fácil.

—Lo sé, eres un omega muy fuerte. Lograste traer a Luna a pesar de que fue difícil —acarició el rostro del omega, admirando lo bello que era—. Realmente estaba asustado.

—¿Creíste que te dejaría solo? —tomó la mano del alfa, inclinando un poco su cabeza en busca de más contacto.

Jungkook asintió: —No quería perderte —llevó la mano del omega a su boca, dejando besos allí, lo que lo hizo sonreír.

—Yo también me asusté cuando no podía más, pero el esfuerzo valió la pena porque es una niña preciosa.

—Luna es la última, tenemos que cuidarnos, no quiero perderte.

—Si, definitivamente. Con Luna me di cuenta que soy como cualquier otra persona a pesar de mis poderes. Puedo sangrar y desgastarme como otros, aunque sí creo que tengo más resistencia.

—Tienes mucha resistencia, amor. Eres muy fuerte —afirmó, dejando mimos en su mano.

—No voy a dejarte solito, estaremos juntos hasta viejitos —pasó sus brazos tras la nuca del alfa, dejando mimitos allí.

—Hasta que nuestro momento llegue y si existe otra vida voy a buscarte para de nuevo estar contigo —observó sus ojos grises mientras volvía a dejar sus manos sobre la cintura del omega.

—Me da miedo pensar en ese momento...

—A mí también, pero quiero que sea juntos y en paz, los dos, luego de haber vivido una vida larga y hermosa al lado de nuestros hijos.

—Lo único que sé es que... quiero irme de esta vida sabiendo que nuestros bebés se encuentran bien y encaminados, con la tranquilidad de que se tienen unos a otros, que no están solos.

—Nuestros hijos son muy unidos, aunque a veces peleen. Estarán bien, amor, todo estará bien, pero aún falta mucho tiempo así que no nos preocupemos por eso, ¿sí?

Jimin asintió, dejando tiernos besos en los labios el alfa, esos que lo volvían loco y lo embriagaban de amor. Sus sentimientos seguían intactos con el correr de los años. Su lobo se volvía loco siempre que lo veía, suspiraba bonito siempre que lo besaba, tal como el primer día y así sería para siempre.

—Te amo, me has dado una familia muy bonita —susurró Jimin.

—Tú me has dado una familia hermosa.

—Me alegra ser el que te hace feliz.

—Eres todo para mí, Jimin, nunca me cansaré de decirlo. Eres el amor de mi vida y te amo más que a nada en el mundo.

—Y yo a ti, mucho mucho.

Sus labios se unieron de nuevo, moviéndose lento y bonito, disfrutando del contacto con el otro. Sus corazones galopaban con fuerza, las manos picaban por más. No tenían idea de como aquella llama de pasión seguía ardiendo con tanto fulgor luego de años, pero tampoco tenían mente para buscarle una explicación. Lo único que sabían es que pasara lo que pasara se iban a amar hasta el último respiro e incluso más allá de eso.

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